Escribir ahora, tres décadas más tarde, sobre mi primer trabajo, puede tomar unos tintes románticos y casi nostálgicos, sobre todo si vemos el estado actual del edificio del CPD del Banco Herrero donde trabajábamos los informáticos a mediados de los años 80.
Todo empezó cuando entre las empresas que acudían a la bolsa de trabajo a hacer sus presentaciones apareció el Banco Herrero, y a todos nos pareció algo exótico que viniera a Madrid una empresa asturiana cuando lo más normal era participar en los macro procesos de selección de las Firmas de Auditoría y Consultoría, con baterías de tests psicotécnicos, entrevistas de personal, y promesas de hacer carrera profesional en ellas …
Por mi parte, con raíces familiares cien por cien asturianas y grandes amigos del verano en Oviedo, me sentí interesado en participar es su proceso de selección y el proyecto que presentaban me gustó. Se trataba de desarrollar los nuevos sistemas de información para el banco. Fui a Oviedo a hacer entrevistas, me enseñaron la ciudad (nunca olvidaré el paseo por el Fontán) y me invitaron a comer. Mismo sueldo de partida, mayor nivel de vida. Flipaba.
Y allí que me fui todo contento con mi primer trabajo, a aprender lenguajes de programación, metodología, trabajar en equipo con técnicos del banco, de empresas subcontratadas y de consultoría, y desarrollar los flamantes sistemas informáticos del BH.
Fue un año fantástico donde conocí a una gente maravillosa.
En el apartado de las anécdotas se encuentra también mi primer coche, un Renault 5 de segunda mano y cuatro velocidades que me regaló mi padre con el que era muy difícil adelantar en las curvosas carreteras asturianas.
Para ir a Granda nos juntamos 4 compañeros y turnábamos los coches, como había que fichar y siempre íbamos justitos, pues al que aparcaba le firmaba una compañera, era solo una diferencia simbólica de unos dos minutos pero suficiente para recibir una nota de Personal por el retraso.
Pues bien, ocurrió lo que nadie podía sospechar, el director de informática nos llamó a su despacho para reprender aquella conducta que a los grafólogos de recursos humanos no les parecía muy correcta. Cosas que pasan.
Luego me llamaron de Construcciones Aeronáuticas, CASA, con los que había iniciado al principio un proceso de selección que me llevó más de un año, y me volví a Madrid (Getafe ) ya no solo como economista, sino con mi especialización en tecnología de la información.
Años más tarde, se vendió el Banco Herrero a La Caixa y posteriormente pasó a integrarse en el grupo del Banco de Sabadell. Una lástima que el Sabadell se haya trasladado ahora a Alicante y no a Asturias, donde tiene una oficina en cada pueblo.